«A los fascistas se les combate apostando por políticas sociales»

Pedro Rodríguez Villar
Pedro Rodríguez VIGO / LA VOZ

NIGRÁN

Cedida

El coronel Durán Clemente, uno de los protagonistas de la Revolución de los Claveles, recuerda hoy el acontecimiento en Nigrán

01 may 2024 . Actualizado a las 23:58 h.

El pasado jueves 25 de abril se cumplieron cincuenta años de la Revolución de los Claveles en Portugal. Esa madrugada de 1974 sonó Grândola, Vila Morena en la radio. Era la señal para iniciar el levantamiento que acabaría por devolver la democracia al país. Fue un éxito, pero, como en España, el proceso para abandonar la dictadura se cocinó poco a poco hasta que se aprobó la Constitución portuguesa en abril de 1976. Esos dos años que separan la canción de Zeca Afonso y la proclamación de la carta magna se caracterizan por la lucha de facciones de izquierda y derecha para tratar de dirigir la deriva de la revolución a un lado o a otro. El último episodio de esa crisis ocurrió el 25 de noviembre del 1975. Ese día, un grupo de militares de izquierda tomó varias posiciones en Lisboa. El coronel Manuel Durán Clemente entró con un regimiento de paracaidistas a los estudios de RTP, el canal público de la televisión portuguesa. Durán compareció en esa televisión para animar a los trabajadores a defender la revolución. Habló al país durante diez minutos sobre los logros de la revolución y la necesidad de luchar por ellos hasta que el Estado cortó la emisión y la traspasó a Oporto. La intervención le supuso el exilio.

Durán Clemente, uno de los últimos protagonistas vivos de la Revolución de los Claveles, estará hoy en Nigrán a las 20.00 horas para participar en una mesa redonda que organiza el Concello y celebrar el cincuenta aniversario de aquel acontecimiento histórico. Una fecha «que agora, que vivimos tempos convulsos a nivel mundial, debemos lembrar máis que nunca», explica el alcalde de Nigrán, Juan González.

Durán Clemente tiene 81 años. Nació en Lisboa, pero su madre era de Pazos de Borbén. Su abuela la llevó a Lisboa para una prueba médica. Allí vivía una hermana suya que no tenía hijos. Decidieron que se quedara allí para tener más oportunidades. Le fue bien. Se casó y crio a Manuel en una Lisboa «oscura y en la que la dictadura no permitía libertades» hasta que la Revolución de los Claveles les devolvió la ilusión «por democratizar, descolonizar y desarrollar el país».

Durán Clemente durante su discurso en RTP
Durán Clemente durante su discurso en RTP Cedido

Hoy, medio siglo después, el coronel ha abandonado la política activa, pero sigue de cerca la actualidad de Portugal. Atento y siempre dispuesto a defender los valores de una revolución en un país en el que el partido de ultraderecha Chega recibió más de un millón de votos en las elecciones de febrero de este año. «Chega es fruto del estado neoliberal en el que vivimos. Las nuevas generaciones solo conocen este sistema y sufren sus problemas de desigualdad, precariedad y falta de oportunidades. Partidos como Chega se aprovechan de este descontento y manipulan con argumentos populistas y promesas que nunca cumplirá», explica. Sus resultados «son producto de una corriente de extrema derecha que se está extendiendo por toda Europa aprovechándose de problemas que el sistema no soluciona».

«A los fascistas se les combate con políticas sociales», sentencia Durán Vicente. Para el coronel, la mejor manera de combatir la deriva a la extrema derecha de un sector de la sociedad es «conocer sus problemas y tratar de solucionarlos con medidas que luchen contra la precariedad y la desigualdad». Así, «desarticulamos sus mensajes», explica. Combatir esta situación también es la tarea de los que, como él, vivieron la revolución y la dictadura. «Es importante que le contemos a los jóvenes nuestros logros y les avisemos de los peligros del fascismo», sostiene.

Hoy no será, ni mucho menos, la primera vez que Manuel Durán Clemente esté en Galicia. «He estado un montón de veces. Los gallegos también sufrieron una dictadura, saben lo que es y tienen muchas conexiones con nuestra revolución», explica antes de reconocerse «como un gallego más».