El mítico miedo a ganar

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

29 abr 2024 . Actualizado a las 18:56 h.

o solo en el fútbol, sino en todos los deportes, lo más difícil es cerrar partidos y campeonatos. Se suele decir que se tiene «miedo a ganar» y lo vemos hasta en la élite mundial. No es raro ver cómo a Djokovic o a Nadal se les encoge el brazo cuando sacan para ganar los partidos, cómo Tom Brady dejaba de hacer tantos primeros downs cuando estaba a punto de ganar la Superbowl o Tiger Woods terminaba las últimas jornadas agarrándose al campo y sufriendo para sacar un par.

En Riazor vivimos más de lo mismo. La primera parte fue de un Deportivo ordenado y contundente, prácticamente sin conceder a un Arenteiro que insistió en hacer daño por dentro pero no encontró espacios. David Mella hizo el primer gol después de una gran asistencia de Lucas, que temporizó y amagó hasta que encontró el único hueco para que apareciese el 3. Antes del descanso, Diego Rivas impidió el segundo con el pie cuando Barbero ya estaba celebrando el gol.

Todo cambió tras el paso por los vestuarios. El equipo de Idiakez salió lento, incluso en el primer saque de banda, Balenziaga perdía tiempo a la hora de ir a buscar el balón. Todos sabían la importancia de los tres puntos y cuando eres conformista en el fútbol, estás más cerca de perder. Sin embargo, cuando los de O Carballiño eran claros dominadores del partido, con un Vicente Esquerdo estelar, llevando el balón de un lado a otro y jugando al ritmo que quiso, llegó un zarpazo de Diego Villares que hizo corear a casi treinta mil personas su nombre. Imparable para Rivas y para todos, el de Samarugo se ha convertido en fundamental y necesario; no tengo elogios para él, solo admiración.

Dos a cero, y cambios en ambos equipos. En uno lo mejoraron y en otro lo empeoraron. Luis Chacón metió el primer gol que hizo soñar al Arenteiro y ya son diez en la temporada, y con el tiempo cumplido Diego Rivas subió a rematar y casi lo hizo para que don Manuel Romay recogiese un rechace y consiguiese el gol que, como dice Carlos Martínez, el dios del fútbol le debía. Merecido regalo inesperado.

Objetivo claro: si se ganan los dos próximos partidos seremos campeones. Primera parada: 48910, Las Llanas.